martes, 30 de septiembre de 2014

ESTUDIO SOBRE EL SALMO 12

Un viejo refrán dice: Dime con quien andas y te diré quien eres. A lo mejor podríamos refrasear este refrán, para que diga: Dime como hablas y te diré quien eres. La palabra de Dios dice que de la abundancia del corazón habla la boca. El hablar de una persona refleja lo que la persona es.

Todo esto para introducir el Salmo 12 que ciertamente tiene mucho que ver con nuestro hablar. Lo que primero notamos es la sobre escritura del salmo o el título del salmo. Dice así: Al músico principal; sobre Seminit. Salmo de David. Lo que encontramos aquí son instrucciones para el músico que dirigía el coro. El salmo debía ser cantado sobre Seminit. Esta palabra no tiene un significado preciso. Puede ser que se refiera a un tipo especial de melodía, o puede ser que se refiera a un instrumento musical, muy probablemente a un arpa de ocho cuerdas. También podemos ver que el autor del Salmo es David. Lo que primero notamos ya en el contenido mismo del salmo es el clamor del salmista.

Salmo 12: 1-2 dice: "Salva, oh Jehová, porque se acabaron los piadosos; porque se han desaparecido los fieles de entre los hijos de los hombres. Habla mentira cada uno con su prójimo; hablan con labios lisonjeros, y con doblez de corazón" Bueno parece que David ha llegado a un punto crítico en su vida. Se le nota desesperanzado. Está dentro del oscuro túnel donde no se divisa la salida. En medio de su pesadumbre clama al único que puede ayudarle, a Jehová y le dice: Salva, oh Jehová. La desesperanza se debe a que parecería que se han esfumado los piadosos de la tierra y han desaparecido los fieles entre los seres humanos. Obviamente, David está exagerando, porque nunca jamás puede darse el caso que en la tierra no quede ni un solo piadoso y no quede ni un solo fiel. Elías también se sintió como David en algún momento de su vida y Dios tuvo que reprenderle haciéndole saber que había un remanente de 7.000 personas que eran piadosas y fieles. La exageración de David no es casual, es intencionada para ilustrar su punto. Lo que pasa es que la gente de su época estaba tan corrompida que encontrar un justo era como buscar una aguja en un pajar. La corrupción que combate David en este caso tiene que ver con el hablar del impío. Ah, amigo oyente, cuán poderosa es la lengua del ser humano. Tiene poder para levantar o para derribar. Tiene poder para construir o destruir. Tiene poder para animar o desanimar. Si le cabe la menor duda sobre esto, estudie el libro de Santiago y allí verá que la lengua es pequeña pero se jacta de grandes cosas. La lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Esto es lo que desanimó tanto a David al escribir el salmo 12. David nos da tres males de la lengua.

Primero, la lengua mentirosa. Cada uno habla mentira con su prójimo. La mentira es pecado amigo oyente. No importa si es mentira pequeña o mentira grande, no importa si es mentira blanca o mentira negra, no importa si es media mentira o media verdad. Cuidado con la mentira amigo oyente. Un creyente jamás debe echar mano de la mentira para salir de un apuro, para quedar bien con el jefe o con el vecino o con el maestro o con la esposa o con los hijos o con los acreedores.

Segundo, la lengua lisonjera. Hablan con labios lisonjeros dice el salmista. Lisonjear es sinónimo de adular. Es alabar a una persona por cosas que no son verdad. La lisonja tiene siempre una segunda intención. Es una forma de manipular a alguien para conseguir algo que queremos.

Tercero, la lengua hipócrita. Hablan con doblez de corazón dice el salmista. La lengua hipócrita dice cosas que no las siente en el corazón. Es cuando decimos cosas de labios para afuera, cuando por dentro sentimos totalmente lo contrario. Estos males son tan comunes en mucha gente, y casi nos hemos acostumbrado a ellos, pero como David, debemos reconocer que son males extremadamente serios. Al ver la gran corrupción en el hablar, David cayó en el abatimiento y pensó que ya no quedan piadosos ni fieles en la tierra. Pero además del clamor del salmista, en el salmo 12 encontramos la convicción del salmista. Parece que David está empezando a divisar la salida del túnel.

Salmo 12: 2-4 dice: "Jehová destruirá todos los labios lisonjeros, y la lengua que habla jactanciosamente; a los que han dicho: Por nuestra lengua prevaleceremos; nuestros labios son nuestros; ¿quién es señor de nosotros?" Dejamos atrás a un salmista confundido por la maldad imperante y comenzamos a ver a un salmista lleno de convicción en cuanto a lo que Dios es capaz de hacer. David dice que el impío, con su lengua mentirosa, lisonjera e hipócrita no pasará desapercibido delante de Dios, porque Dios está presto a destruir a todos los de labios lisonjeros y a todos los que hablan con lengua jactanciosa. Es algo muy serio aflojar la lengua amigo oyente. Dios está listo para retribuir a los que caen el pecado de la lengua. Pero note algo muy interesante en el versículo 4. Esta es una fuerte reprensión para un grupo especial de personas. Para las personas que confían en el poder de su lengua. Para las personas que piensan que por su habilidad para mentir, para lisonjear y para hablar con hipocresía van a permanecer para siempre. No se por qué, esto me hace pensar mucho en la mayoría de los políticos en cualquier país del mundo. Son ellos quienes con su lengua hacen y deshacen y piensan que prevalecerán para siempre.

El salmista dice: No. Dios está presto para destruirlos. Pero también tenemos reprensión para aquellos que dicen: Yo tengo poder en mis labios, en mi lengua, en mi boca, para hacer lo que yo quiera. Esto me hace pensar en una corriente muy fuerte que se ha infiltrado en la iglesia evangélica según la cual el hombre es un pequeño dios que tiene poder de hacer cosas con tan solo decirlas, al estilo de Dios cuando en la creación dijo y fue hecho. Se argumenta en el sentido que Dios está obligado a hacer cualquier cosa que alguien diga con sus labios, si tiene la suficiente fe por supuesto. Dios entonces se reduce a un mero esclavo que está a las órdenes de lo que sale de la boca de una persona. Por esto es que por ejemplo se ordena que personas enfermas sean sanadas o se declara que un problema está resuelto cuando todavía no ha sido resuelto, etc. Aparentemente todo es cuestión de decir lo que uno quiere y eso que uno ha dicho se hace. Uno llega prácticamente a ser Dios. Pero la Biblia en este salmo dice que Jehová va a destruir ¿a quien? Al que dice: Nuestros labios son nuestros, ¿quien es señor de nosotros?.

Después de hablar del clamor del salmista y de la convicción del salmista. Encontramos el consuelo del salmista. Salmo 12:5 dice: "Por la opresión de los pobres, por el gemido de los menesterosos, ahora me levantaré, dice Jehová, pondré en salvo al que por ello suspira" Si miramos la maldad de los impíos viviremos desconsolados toda la vida, pero si miramos al Señor, podremos hallar consuelo como el salmista. Jehová ha dicho que su oído está atento al clamor del pobre, al gemido del menesteroso y que está listo para levantarse en armas contra los que oprimen al pobre y humillan al menesteroso. Entonces el pobre, el menesteroso será librado porque su alma suspira por liberación de los que le oprimen con su lengua mentirosa, lisonjera e hipócrita.

Si Ud. está bajo el doloroso yugo de alquilen que con su lengua de fuete le tiene dominado, no se desanime. Confíe en Dios y verá que Él está presto para librarle, es el consuelo del Salmista y puede también ser su consuelo.

Finalmente consideremos la confianza del salmista. Salmo 12: 7-8 dice: "Tú, Jehová, los guardarás; de esta generación los preservarás para siempre. Cercando andan los malos, cuando la vileza es exaltada entre los hijos de los hombres" Este es un canto de victoria del salmista. Ahora tenemos aun salmista eufórico. Dirigiendo su mirada a Jehová dice: Tú Jehová, guardarás a los pobres, a los menesterosos, a los oprimidos, y esta generación de hombres malvados, que usan su lengua para mentir, para lisonjear y para hablar hipócritamente, no podrá hacer ningún mal para siempre. Qué interesante. Los impíos pensaban que con sus bocas perversas permanecerían para siempre, pero se equivocaron, porque Jehová está presto a destruirles. Pero los pobres, los menesterosos, los oprimidos que pensaban que estaban acabados, permanecerán para siempre por el poder de Dios. ¿No le parece fabuloso? Los malos andan arrogantemente pero solo cuando la maldad es exaltada entre los hijos de los hombres. Cuando la maldad es reprendida como lo ha hecho el salmista, los malos tienen que salir en retirada como perro con la cola entre las piernas.

¿Está Ud. reprendiendo la maldad de los impíos?.

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