domingo, 14 de septiembre de 2014

ESTUDIO SOBRE EL SALMO 9 2da parte

¿Cuál es su primera reacción cuando alguien le ofende? Bueno, siendo honesto, Ud. tendrá que admitir que lo primero que viene a la mente es la venganza. A propósito de venganza, déjeme contarle esta historia real, que ciertamente me hizo reír a carcajadas.

A las tres de la mañana suena el teléfono en la casa del Sr. González. Asustado y confundido se levanta toma el auricular y escucha la voz de un hombre al otro lado de la línea diciendo: Hola, soy su vecino, el Sr. Pérez y llamo para decirle que su perro ladra tanto que no me deja dormir. El Sr. González, muy amablemente agradece a su vecino por haber llamado y cuelga el teléfono. Al siguiente día, exactamente a las tres de la mañana, suena el teléfono, pero esta vez en la casa del Sr. Pérez. Asustado y confundido se levanta el Sr. Pérez a contestar la llamada. Levanta el auricular y escucha la voz de un hombre al otro lado de la línea diciendo: Hola, soy su vecino, el Sr. González, y llamo para decirle que yo no tengo ningún perro. Esto llamaría yo, venganza con un gran sentido del humor. ¿No le parece? Pero aún con sentido del humor, la venganza es algo negativo. No es prudente en ninguna forma tomar la justicia en nuestras propias manos. Esto es en esencia lo que aprendemos de la segunda parte del Salmo 9, la cual tendremos la oportunidad de estudiar el día de hoy.

Hágase Ud. esta pregunta: ¿Por qué no es bueno ejecutar venganza? El pasaje bíblico nos brinda cuatro razones importantes.

Primero, porque Dios ha prometido liberar al justo. Salmo 9: 13-14 dice: "Ten misericordia de mí, Jehová; mira mi aflicción que padezco a causa de los que me aborrecen, Tú que me levantas de las puertas de la muerte, para que cuente yo todas tus alabanzas en las puertas de la hija de Sión, y me goce en tu salvación" David, el autor del Salmo, debe haber estado en gran aflicción a causa de sus adversarios. Pero en lugar de buscar venganza y pagarles con la misma moneda, David pone su mirada en Jehová y pide de él misericordia. David sabía que no merecía en absoluto mejor trato, y se limita a pedir a Dios que no dé lo que realmente merece. Esto es misericordia. Luego pide a Dios que mire su aflicción a causa de sus adversarios. David sabía que Dios traería liberación, aun cuando la aflicción fuera tan intensa que pareciera que la muerte estaba cercana. Una vez libre de la aflicción David podría testificar del poder de Dios en liberación y podría unirse al cántico de los que alaban a Dios por haber sido librados. Todos unánimes se gozarán en la salvación. Esta es la actitud que debemos tomar cuando somos ofendidos. En lugar de poner la mirada en el enemigo tenemos que poner la mirada en Dios. En lugar de poner la mirada en la aflicción que produce el enemigo tenemos que poner la mirada en el consuelo que viene de Dios. En lugar de pensar en como vengarnos, tenemos que pensar en que la venganza es de Dios. Esto es lo que hace la diferencia. ¿Por qué no debemos ejecutar venganza?.

Segundo, porque Dios ha prometido castigar al impío. Salmo 9: 15-17 dice: "Se hundieron las naciones en el hoyo que hicieron; en la red que escondieron fue tomado su pie. Jehová se ha hecho conocer en el juicio que ejecutó; en la obra de sus manos fue enlazado el malo. Higaion. Selah.

Los malos serán trasladados al Seol, todas las gentes que se olvidan de Dios." Dios es un Dios de venganza. La venganza que él ejecuta no es pecado porque él es santo, la venganza que nosotros ejecutamos es pecado por más buenos que seamos. La Biblia dice en Romanos 12:19: "No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor" El impío no se saldrá con la suya, amigo oyente, pero el juicio para el impío no vendrá de nosotros sino de Dios. Será Dios quien hará que el impío caiga en el mismo hoyo que hizo para atrapar al justo. ¿Será Dios quien haga que el impío sea atrapado en la misma red que hizo para atrapar al justo? ¿Será Dios quien enlace al malo así como el cazador enlaza a su presa? El resultado final será que los malos serán trasladados al sepulcro, al Seol, al lugar de los muertos a hacer compañía a todas las gentes que se olvidan de Dios. Esto es la antesala, el pasadizo a la condenación eterna que Dios ha establecido para el impío.

Como podemos apreciar, amigo oyente, el final que espera a los impíos no es nada grato. Los impíos se jactan de que pueden hacer lo que les venga en gana y no pasa nada. Bueno, por ahora no pasa nada, pero en el tiempo de Dios, vendrá sobre ellos el juicio de Dios y terminarán con sus huesos en el sepulcro. Es Dios ejecutando la venganza sobre los impíos. Todo es en el tiempo de Dios. Nuestro tiempo siempre está presto. Nos gusta todo al instante, nos gusta recibir todo lo que pedimos a Dios el instante que pedimos. Nos gustaría ver al impío castigado el instante mismo que hace maldad. Pero Dios tiene su tiempo que no es el mismo tiempo que el nuestro. Es necesario esperar el tiempo de Dios.

Muchas de las cosas que Dios hace necesitan ejecutarse en el tiempo de Dios y si nosotros pretendemos adelantar el tiempo echamos a perder algo hermoso que Dios está haciendo. A Abraham le paso eso cuando quiso adelantarse al tiempo de Dios para la llegada del hijo de la promesa.

Cuando yo era niño, mis padres vivían en una casa con un gran terreno. Allí se podía sembrar y criar animales. Un día, mi mamá colocó unos cuantos huevos en el nido de una gallina y la gallina se posó sobre ellos. Después de algunos días, los pollitos empezaron a salir del cascarón. Primero había un pequeño agujero en el cascarón por donde apenas se veía el pico del pollito. En mi curiosidad yo quise ayudar al pollito a salir del cascarón y ¿sabe lo que pasó? Terminé matando al pollito. Todavía no era tiempo para que saliera del cascarón. Así es con la venganza de Dios. Si ayudamos entre comillas a Dios para ejecutar venganza, vamos a echar a perder lo que Dios quiere hacer. No debemos preocuparnos por la aparente prosperidad de los impíos, todo es pasajero, en el tiempo de Dios vendrá sobre ellos la venganza de Dios. ¿Por qué nos es bueno ejecutar venganza por nuestra propia mano?.

Tercero, porque Dios ha prometido acordarse del pobre. Salmo 9: 18 dice: "Porque no para siempre será olvidado el menesteroso, ni la esperanza de los pobres perecerá perpetuamente" ¿Para qué vengarnos de los que nos oprimen si sabemos que dentro de poco Dios nos premiará librándonos de la aflicción? Parece que Dios se hubiera olvidado del pobre, del afligido, del menesteroso, pero no hay tal. Dios dice: No para siempre será olvidado el menesteroso. Cuando Dios vea que se ha cumplido el propósito de la aflicción en una persona, ese momento, Dios mismo se encargará de quitar el motivo que causa aflicción. Por eso, el menesteroso, el pobre, el afligido no debe perder la esperanza. La liberación está en camino, la victoria es segura. Todavía no está dicha la última palabra para el menesteroso. Dios no se ha olvidado de él. ¿Por qué no es bueno ejectuar venganza? Cuarto, porque Dios ha prometido juzgar a las naciones. Salmo 9: 19-20 dice: "Levántate, oh Jehová, no se fortalezca el hombre; sean juzgadas las naciones delante de ti, Pon, oh Jehová, temor en ellos; conozcan las naciones que no son sino hombres" Al final, el único triunfador es Dios. Por eso David clama a Jehová pidiendo que su poder se manifieste para neutralizar al hombre. Entonces las naciones serán juzgadas delante de él. Esto sucederá literalmente al final de la Gran Tribulación, cuando todas las naciones del mundo se congregarán para ser juzgadas por Jesucristo. Los justos serán premiados con la entrada al reino milenial y los impíos serán condenados descendiendo al sepulcro, para inmediatamente comenzar a recibir el castigo por su impiedad. Se habrá consumado la venganza de Jehová sobre las naciones. En ese juicio a las naciones, al final de la Gran Tribulación, las naciones temblarán de miedo delante de Jesucristo y reconocerán cuán necios fueron al atreverse a levantar sus puños contra él. Por eso David dice: Señor, que conozcan las naciones que no son sino hombres.

El hombre es frágil y sobre todo con un corazón contaminado de pecado. Por su dureza de corazón, el hombre se rebela contra Dios y contra los hijos de Dios. Algún día reconocerá que fue absurdo están en rebelión contra Dios. Quizá Ud. amigo oyente, este mismo momento está padeciendo a causa de sus adversarios. Puede ser que ha pasado por su mente la idea de tomar venganza contra sus enemigos. En el nombre del Señor, le ruego que no lo haga. No es bueno ejecutar venganza por mano propia. Como David, deje la venganza en la mano de Dios. El la llevará a cabo en su tiempo y a su manera. Dios ha prometido liberar al justo, Dios ha prometido castigar al impío, Dios ha prometido acordarse del pobre, Dios ha prometido juzgar a las naciones. No tiene sentido entonces buscar venganza por nuestra propia mano.

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