sábado, 6 de septiembre de 2014

La Necesidad Del Hombre


Venid, vosotros trabajados y cansados,
Heridos y quebrantados por la caída;
Si demoráis hasta que os sintáis mejor,
Nunca llegaréis a venir.
Joseph Hart

El hombre es un pecador y sobre todas las cosas necesita del amor de Dios; porque sin ese amor nunca tendrá perdón. Y sin perdón nunca llegará al cielo.
El amor de Dios es Universal. Y la necesidad del hombre también es universal. "Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios" (Romanos 3:23) si la palabra "mundo" incluye a cada ser humano, la palabra "todos" también. Esto significa que Ud. y yo estamos incluidos. Todos hemos pecado.
Ud. tiene una necesidad, por cuanto Ud. es pecador. Yo tengo una necesidad, por cuanto yo soy pecador también. Yo no he podido guardar la ley de Dios a la perfección. Yo no he podido ser todo lo que Dios esperó de mí a al crearme. A veces he desobedecido a Dios intencionalmente. Si Ud. es honesto, Ud. estará de acuerdo que lo mismo ha pasado con Ud. estará de acuerdo que lo mismo ha pasado con Ud. todos somos pecadores necesitados del amor de Dios.
¿Qué sería de nosotros sin el amor de Dios?

Sólo mire a su alrededor. Un hombre desquiciado lleva su camioneta a una cafetería de Texas y dispara a un par de docenas de personas y luego él mismo se dispara. Una joven mujer es abusada sexualmente por años antes de tener el valor de denunciarlo. Niños no nacidos aún son sometidos a un dolor indescriptible y a un sufrimiento atroz durante un aborto. Por todo lado nos encontramos con gente mentirosa, deshonesta, funcionarios públicos corruptos y ladrones comunes. ¿Qué esperanza habría para gente así, si Dios no fuera amor?

Quizás Ud. no ha matado a nadie. A lo mejor Ud. no es ladrón. Tal vez Ud. esté tratando de ser un buen ciudadano e inclusive se preocupa por la contaminación ambiental. Pero a pesar de todo esto, Ud. tiene una necesidad, una gran necesidad. Ud. es un pecador.
Veamos nuestro pecado en cada uno de los seis pedazos en que voy a dividir un pastel recién sacado del horno. Digamos que cada uno de los pedazos de este pastel es una evidencia a favor de que todos somos pecadores.

Si me comiera solamente un pedazo de pastel de verdad, ya habría participado de todo el pastel. Igualmente, si uno sólo de estos seis pedazos o piezas de evidencia, se aplican a mí, el veredicto es que soy un pecador. Lamentablemente yo soy condenado por cada una de las seis evidencias.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario