martes, 16 de diciembre de 2014

ESTUDIO SOBRE EL SALMO 3

Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en el Salmo 3. Según la sobre escritura de este salmo, el autor del salmo es David y lo escribió cuando huía de delante de Absalón su hijo. Antes de introducirnos a un breve análisis del contenido de este salmo, hagamos un rápido recuento de qué fue lo que pasó. El relato del episodio se encuentra en 2 Samuel capítulos 15 al 18. En esencia, lo que se estaba dando era lo que hoy llamaríamos un golpe de estado. Para colmo, el cabecilla del golpe de estado era nada más y nada menos que un hijo del rey, quien se llamaba Absalón. Cuando David evaluó la situación no le quedó otro recurso sino huir al desierto. Era la única forma de preservar la vida tanto de él como la de sus allegados. Absalón estaba resuelto a matar a David y así consolidar su gobierno. Imagine Ud. la magnitud de la tragedia. La comodidad del palacio se cambió de pronto en la incomodidad del desierto. La tranquilidad del palacio se transformó súbitamente en angustia de persecución. La felicidad en el palacio se transformó en tristeza en la soledad. La armonía en la familia se tornó en división mortal. Si alguien estaba realmente en problemas, ese era David. Esto es el marco de lo que vamos a ver en el Salmo 3. Quizá Ud. también, a lo mejor se encuentre en una situación sino igual, al menos comparable a la de David. De pronto se ha presentado una enfermedad incurable en Ud. o en alguien de la familia, o quizá ha partido súbitamente a la eternidad un ser querido. O se ha hecho pedazos un negocio importante, o un hijo se ha descarriado, o el matrimonio está al borde del precipicio. Todo esto está sobre Ud. y lo aprisiona sin misericordia. ¿Qué hacer en esta situación? Aprendamos del ejemplo de David.

Lo que primero notamos en este salmo es la prueba del salmista. Salmo 3:1-2 dice: "¡Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis adversarios! Muchos son los que se levantan contra mí. Muchos son los que dicen de mí: No hay para él salvación en Dios." Bueno, aquí tenemos el testimonio de un hombre abrumado por la prueba. Los adversarios de David se habían multiplicado. Uno quisiera que los adversarios o la adversidad en general se divida, pero a veces los adversarios y la adversidad más bien se multiplican. David no solo enfrentaba a Absalón su hijo sino a mucha más gente. Absalón buscó apoyo para su causa en mucha gente. La situación de David era tan desesperada, que los adversarios pensaban que ya no había esperanza para David. Los adversarios inclusive pensaban que hasta Dios se había olvidado de David. No podía haber situación más comprometida. ¿No se ha sentido Ud. también como David ante la multiplicación de adversarios y adversidades? Yo si me he sentido así. No está mal sentirse abrumado por las pruebas. Lo malo está en permanecer constantemente abrumado por las pruebas. David estaba apesadumbrado por lo difícil de su situación, pero no se quedó para siempre en ese estado. Veamos qué es lo que hizo. Pero antes de ello, permítame hacer un paréntesis forzoso. Ud. habrá notado una palabra un tanto extraña al costado derecho, al final del versículo 2. La palabra selah. Esta es la primera de 71 veces que aparece en el libro de los Salmos. Desafortunadamente, no existe información precisa en cuanto al significado real de esta palabra. Así que, admitiendo nuestra ignorancia, permítame compartir con Ud. el significado que comúnmente le atribuyen los intérpretes bíblicos. Selah puede significar: Levante la voz o el volumen de la música. También podría indicar: Deténgase y medite. También podría indicar: Introduzca un intermedio musical. También podría indicar el fin de una estrofa. También podría indicar: Repita la estrofa. Finalmente podría indicar inclínese en actitud de reverencia. Cualquiera de estos significados podría ser correcto. Como he dicho, no se sabe con certeza.

Luego de este paréntesis, consideremos en segundo lugar la paz del salmista. Salmo 3: 3-6 dice: "Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; mi gloria, y el que levanta mi cabeza. Con mi voz clamé a Jehová, Y él me respondió desde su monte santo. Yo me acosté y dormí, y desperté, porque Jehová me sustentaba. No temeré a diez millares de gente, que pusieren sitio contra mí" El versículo anterior nos decía que la gente pensaba que hasta Dios se había olvidado de David, pero no había nada tan lejos de la verdad, porque David sabía a ciencia cierta que Dios no solo estaba cerca de David, sino que Dios estaba a favor de David. Por eso David dice que Jehová es su escudo alrededor. Un escudo sirve para proteger. Jehová era quien protegía a David. La protección era absoluta porque el escudo está alrededor. Jehová también era la gloria de David. Esto significa que Jehová estaba dispuesto a honrar a David, aun cuando en ese instante David era el objeto del desprecio de los adversarios. Jehová también era el que levantaba la cabeza de David, esto significa que al final de la contienda la razón le va a ser dada a David, como cuando un juez dicta una sentencia a favor de alguien. Sabiendo que David tenía un Dios de este calibre, clamó a Él por ayuda. Dios fue fiel al clamor de David y respondió inmediatamente. Al mirar a Jehová y clamar por ayuda, toda la pesadumbre por la prueba se desvaneció. Todo fue cuestión de saber en quien poner la mirada. Si la mirada está en los problemas, Ud. estará permanentemente apesadumbrado, pero si la mirada está en el Señor que controla los problemas, Ud. notará como los problemas pierden su gravedad y Ud. podrá estar en paz. Cuando David miró a Jehová, encontró tanta paz, que lo único que quería era dormir. Allí en medio del desierto, en medio de todos los problemas, David buscó algún rincón adecuado y se acostó. ¿Sabe lo que pasó? Durmió como un angelito. Nada de insomnio, nada de contar ovejas para dormir, nada de tranquilizantes, nada de dar vueltas en la cama. Nada de esto. Lo siguiente que recuerda David, fue cuando se despertó y pensó en que había sido Jehová quien le había sustentado para poder dormir tan plácidamente. ¡Qué hermoso¡ ¡Qué paz en medio de la tormenta! La paz del salmista. Ud. también puede experimentar lo mismo que David. Ud. también podrá dormir como un bebé a pesar de los problemas. Para eso, Ud. debe quitar su mirada de los problemas y ponerla sobre quien tiene los problemas bajo su control. Clame a Él por ayuda. Ponga sobre Él aquello que tanta aflicción trae a su vida. Dígale a Dios: Yo confío que eres escudo alrededor de mi, yo confío que eres mi gloria, yo confío que levantas mi cabeza. Entrego a ti esta situación tan dolorosa que estoy enfrentando. Quiero que tú te hagas cargo de mi problema. Si Ud. es sincero, Dios va a responder a su oración y Ud. podrá experimentar la paz de Dios. Resista el impulso de ocuparse Ud. mismo de sus problemas. David tenía tanta paz, tanta seguridad que dijo: No me importa si aún un ejército enemigo viene contra mi solo. Esa es la seguridad que Ud. también puede experimentar.

Por último consideremos la petición del salmista. Salmo 3: 7-8 dice: "Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío; porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla; los dientes de los perversos quebrantaste. La salvación es de Jehová; sobre tu pueblo sea tu bendición" El problema de David todavía no estaba resuelto, pero David tenía paz en medio del problema. David sabía que sólo era cuestión de tiempo para que Dios intervenga y resuelva el problema. Por eso está pidiendo a Dios salvación, pero no en la incertidumbre de si Dios le responderá o no, sino en la seguridad que Dios ya ha respondido favorablemente. Por eso dice: tu heriste, tiempo pasado, a todos mis enemigos en la mejilla. Es como si David estuviera viendo hacia atrás en el tiempo. Dios había vencido a los adversarios de David. Dios había quebrantado los dientes de los adversarios para anularlos. Dios es el autor supremo de la salvación. Dios es quien bendice al pueblo. La historia relata como Dios preservó la vida de David y pudo regresar a gobernar en Jerusalén. Así premia Dios a los que en él confían. Ud. también confíe en Dios. No se desespere por lo complicado de su situación. Dios está en control de sus problemas. Deje que Dios pelee por Ud. y haga como David. Acuéstese, duerma y despiértese confiado. Recuerde lo que dice otro hermoso Salmo. "Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo."

No hay comentarios.:

Publicar un comentario