A lo mejor Ud. se sorprendió cuando escuchó que Dios se ríe. Pero la Biblia nos muestra que así es. Quizá la risa de Dios no obedezca a las cosas que a nosotros nos provocan risa, pero Dios ciertamente se ríe y en el salmo que nos corresponde estudiar veremos de qué se ríe Dios. Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en el salmo 2. Este es un salmo mesiánico porque nos habla de algo alusivo al Mesías, o al Ungido o a Cristo Jesús. El salmo en sí mismo no tiene ningún título, como para conocer su autor, pero ha sido el mismo Espíritu Santo quien nos ha informado quien es el autor de este salmo. No se asuste, no estamos diciendo que Dios nos ha hablado o que hemos tenido una visión o un sueño o que el Espíritu Santo nos ha hablado audiblemente, etc. Lo que estamos diciendo es que en el Nuevo Testamento se cita una parte del Salmo 2 y allí se señala a David como el autor del Salmo. Si Ud. desea comprobarlo, lea Hechos 4: 25-26.
También es necesario señalar que algunos Salmos son por decirlo así, profecía hecha canción. Es decir que a la vez de ser himnos de alabanza y adoración, en su letra se anuncia algún evento importante que sucederá en el futuro. El Salmo 2 es uno de estos salmos. Para analizar el contenido de este salmo es necesario ubicarlo en la época en la cual se aplica lo que el salmo dice. Para ello debemos mirar al futuro, al final de la Gran Tribulación, inmediatamente antes del glorioso regreso de Cristo Jesús para establecer su reino milenial en la tierra. En aquel momento, las naciones de la tierra con sus gobernantes a la cabeza se unirán para presentar un solo frente de batalla contra el Señor Jesucristo.
Con esto en mente, vayamos a un breve análisis del contenido de este Salmo. Básicamente podemos dividir el salmo en dos partes: La ilusa rebelión de las naciones y la inmediata reacción de la Deidad. Sobre la ilusa rebelión de las naciones, tenemos los versículos 1 a 4 donde dice: "¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas vanas? Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su ungido, diciendo: Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas" El hombre en su arrogancia se cree todopoderoso y piensa que puede desafiar el poder de Dios. Cuando más claramente se manifieste esta aberración del hombre será al final de la Gran Tribulación cuando los líderes mundiales bajo el mando del Anticristo se unan como un solo hombre para contribuir con los ejércitos de sus naciones y pelear contra el Señor Jesucristo. Esto es como si las palomas pretendieran disparar a las escopetas, o como si el ratón se enfrentara al león. Por eso Dios se pregunta a sí mismo con un aire de resignación: ¿Por qué se amotinan las gentes y los pueblos piensan cosas vanas? Es inaudito, pero el corazón del hombre es tan entenebrecido que piensa que puede tener éxito rebelándose contra Dios. La rebelión tiene como propósito librarse de la autoridad de Jehová y del Ungido de Jehová, es decir de Jesucristo. Este será el último intento del hombre por independizarse de Dios y de Jesucristo. Es una locura y por eso lo hemos calificado como la ilusa rebelión de las naciones.
¿Qué es lo que hará Dios ante esta rebelión del hombre? Consideremos entonces la inmediata reacción de la Divinidad. Hablamos de la divinidad porque vamos a ver que tanto el Padre como el Hijo y el Espíritu Santo tendrán una parte activa en este incidente. Primero, en cuanto al Padre. Salmo 2:4-6 dice: "El que mora en los cielos se reirá; El Señor se burlará de ellos. Luego hablará a ellos en su furor, y los turbará con su ira. Pero yo he puesto mi rey sobre Sión, mi santo monte." El salmista se refiere al Padre como el Señor. La palabra Señor es la traducción de la palabra Hebrea Adonai que literalmente significa "el soberano" El soberano mora en los cielos, para mostrar que es infinitamente superior a cualquier ser humano quien mora en la tierra. Siendo así, es inaudito que el hombre se rebele contra él. Aquí es donde se manifiesta el sentido del humor de Dios. Al ver al pobre hombre levantando sus puños contra él, Dios primeramente se ríe. No es para menos. Pero no todo queda en risa. Después el Padre se burla de ellos, acto seguido les habla en su furor. Los hombres quedarán atónitos y finalmente los turbará con su ira. En cuestión de instantes Dios pasará de la risa a la ira. La respuesta de Dios el Padre a los hombres rebeldes será: Yo he puesto mi rey sobre Sión mi santo monte. Es una manera de decir: A pesar de toda su oposición y rebeldía, yo he puesto a Jesucristo como rey en Jerusalén y nada ni nadie puede cambiar mi decisión. Esta fue la reacción de Dios el Padre. Pero ahora en segundo lugar, veamos la reacción de Dios el Hijo. Lo tenemos en los versículos 7 a 9 donde dice: "Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy. Pídeme , y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra. Los quebrantarás con vara de hierro; como vasija de alfarero los desmenuzarás" Ahora le toca intervenir al Hijo de Dios. Jesucristo tiene el derecho de reinar desde Jerusalén porque en alguna ocasión Dios el Padre emitió un decreto que no se conocía pero ahora está siendo publicado por Jesucristo. El decreto de Dios el Padre es que Jesucristo es el Hijo eterno de Dios y desde la eternidad pasada el Hijo tiene una relación de engendramiento con el Padre. Cuando el texto dice: Yo te engendré hoy, no está afirmando que Jesucristo nació del matrimonio del Padre con alguien que habrá hecho el papel de madre, sino que está afirmando que desde la eternidad y hasta la eternidad existirá una relación eterna de engendramiento entre el Padre y el Hijo. El decreto también incluía promesas grandiosas para el Hijo. Él será quien herede las naciones del mundo en el reino milenial. Él será quien posea hasta el último rincón de la tierra. Él será quien gobierne la tierra con vara de hierro. Todo esto se cumplirá cuando Jesucristo venga por segunda vez a la tierra. Ya hemos visto la inmediata reacción del Padre y del Hijo. Ahora, en tercer lugar, nos corresponde ver la inmediata reacción del Espíritu Santo. Lo tenemos en Salmo 2: 10-12. Ante todo lo que ha dicho el Padre y el Hijo, el Espíritu Santo hace una amonestación para los reyes de la tierra y para los hombres en general. Dice así: "Ahora, pues, oh reyes, sed prudentes; admitid amonestación, jueces de la tierra. Servid a Jehová con temor, y alegraos con temblor. Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino; pues se inflama de pronto su ira. Bienaventurados todos los que en él confían." Los reyes de la tierra deben ser prudentes al reconocer que el Padre es Soberano, y que el Hijo es el Rey de reyes. Es una necedad rebelarse contra esto. Además los jueces de la tierra necesitan ser amonestados con el hecho que es vano levantarse en contra del Padre y de Jesucristo. El Espíritu Santo prosigue mostrando que es lo que deben hacer los reyes de la tierra y los habitantes de la tierra en general. Deben servir a Jehová con temor, es decir con reverencia y alegrarse sobremanera al punto de temblar, al saber que Él es el soberano. En relación al Hijo, el Señor Jesucristo, los reyes de la tierra y los habitantes de la tierra en general, deben honrarlo. La palabra honrar es muy interesante. Significa literalmente "besar" en el sentido de expresar profunda reverencia. Hermoso cuadro de lo que merece nuestro Señor Jesucristo. De otra manera se corre el riesgo de caer en las manos de él. Son dichosos los que confían en Jesucristo. Esta es la inmediata reacción del Espíritu Santo.
Esto es lo que en esencia contiene este precioso salmo mesiánico. Pero ¿Cuál debería ser su reacción ante esta verdad? Permítame sugerir lo siguiente. Puede ser que por alguna razón Ud. se encuentre en el fuego de la prueba o en el ojo de la tormenta. A lo mejor su reacción natural será rebelarse contra Dios. Ud. debe saber que es una locura hacerlo. No sea el objeto de la risa de Dios. En lugar de rebelarse contra Dios, sírvale con alegría. Ud. verá que muy pronto su noche cambiará en día. También me gustaría sugerir que honre al Hijo, el Señor Jesucristo. Recuerde que honrar en este salmo significa besar para expresar reverencia. En las alas de su imaginación remóntese al cielo y preséntese ante nuestro grandioso Salvador y en humilde devoción bese su mano traspasada por los clavos. Él merece eso y más. Después de todo, Él le ama tanto, que murió por Ud. y hoy vive para interceder por Ud.
Lo encontre en video y texto en http://www.miniangel.org/2017/02/salmo-2-biblia-valera.html pero falta esta valiosa explicacion...
ResponderBorrarSalmo mesiánico de reverencia a Dios padre hijo espíritu Santo sigamos en alegría sus caminos por que si resistimos al enemigo él se reirá del adversario.
ResponderBorrarHonremos a Dios Hijo Y EspirEsp Santo. Porque a los rebeldes el Señor se reira burlara y subirá será sobre ellos
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