Cuando uno ama a una persona, no se cansa de hablar de esa persona. Es un deleite tener como tema de conversación la personalidad del ser amado. Algo parecido debe haber experimentado el autor del Salmo 8 al hablar de la persona de Dios. Le invito por tanto a abrir su Biblia en este Salmo. El tema de este salmo es la magnificencia de Dios. Al hablar de magnificencia debemos pensar en gloria, grandeza, excelencia. Esto y más es Dios. La sobre escritura del Salmo contiene instrucciones para el músico principal y la identidad del autor del Salmo. Dice así: "Al músico principal; sobre Gitit. Salmo de David." No se sabe a ciencia cierta el significado de la palabra Gitit. La mayoría de los intérpretes tienden a interpretar en el sentido de que se refiere a un instrumento musical, parecido a una guitarra, originario de Gat en Filistea. Seguramente este salmo debía cantarse con el acompañamiento de este instrumento. El autor del Salmo es David, el dulce cantor de Israel.
Yendo al contenido mismo del salmo, lo que primero notamos es que la magnificencia de Dios es alabada. Salmo 8: 1 dice: "¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra! Has puesto tu gloria sobre los cielos;" Aquí tenemos a David alabando la magnificencia de Dios. Notamos que David utiliza dos nombres de Dios. Jehová, el nombre con el cual Dios se da a conocer a su pueblo, como el Dios del pacto, el Dios de la promesa. El otro nombre es Señor, en Hebreo, Adonai, que significa el Amo, el Soberano. El uso de estas dos palabras no es por casualidad. Lo que David está comunicando es que el Dios que promete cumplir con su pacto, es el Dios soberano que tiene todo el poder a su disposición para cumplir con todo lo que ha prometido. Esto es lo que está encerrado detrás de esas hermosas palabras ¡Oh Jehová, Señor nuestro! Por este motivo, el nombre de Dios es glorioso en toda la tierra. Esto significa que a causa de su magnificencia, el nombre de Dios brilla con luz propia en toda la tierra, una luz que no se compara con nada que pueda existir sobre la tierra. La gloria del nombre de Dios es tal que se encumbra o es más alta que los mismos cielos. Es una forma hermosa de decir que la gloria de Dios está mucho más allá de cualquier lugar al cual llegue nuestra imaginación. El Dios de David es el mismo Dios de Ud. y de mí, su gloria, su grandeza, su excelencia, en definitiva su magnificencia no ha cambiado un ápice. La gran pregunta es: ¿Está Ud. alabando la magnificencia de Dios? Esto es lo menos que podemos hacer. Hoy día, por ejemplo, ¿se ha detenido algún instante a pensar en la magnificencia de Dios? Si no lo ha hecho, hágalo este instante y adopte este hábito todos los días de su vida. Ponga su mirada en los cielos y diga: Jehová, mi Señor, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra. A Dios le encanta que sus criaturas le traten así. Dele el gusto a Dios. El más beneficiado será Ud. Lamentablemente, no todos los seres humanos piensan como David en cuanto a Dios.
Para algunos, Dios no existe o si existe no se lo puede entender, es un Dios divorciado de su creación. Por eso el Salmo 8 nos habla de la magnificencia de Dios atacada. Salmo 8:2 dice: "De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza, a causa de tus enemigos, para hacer callar al enemigo y al vengativo." En su dureza de corazón, los enemigos de Dios, los vengativos, levantan su puño en contra de Dios. ¿Sabe cómo Dios tapa la boca de este tipo de gente? Llamando a un coro de niños o de bebés. Es como si Dios en su trono dijera: Cuán necios son los hombres que me atacan, para hacerles callar no me hace falta sino un coro de niños que me alaben. La sinceridad de la alabanza de estos niños, de los que maman, llega a ser una fortaleza que hace callar a los enemigos de Dios. El ser humano más débil que cuenta con el apoyo de Dios es infinitamente superior al ser humano más fuerte que está desprovisto del apoyo de Dios. Dios usa lo necio del mundo para avergonzar a los sabios. Lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte. Es totalmente absurdo atacar la magnificencia de Dios. ¡Para qué unirse al grupo de los que serán tapados la boca por un coro de niños!.
Después de mostrarnos que la magnificencia de Dios es atacada por algunos, David prosigue mostrándonos que la magnificencia de Dios es admirada. Salmo 8:3-8 dice: "Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre para que lo visites? Le has hecho poco menos que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies: ovejas y bueyes, todo ello, y asimismo las bestias del campo, las aves de los cielos y los peces del mar; todo cuanto pasa por los senderos del mar." Algo que hace admirar profundamente la magnificencia de Dios es el hecho que a pesar de lo grandioso que es, aun así, se ocupa personalmente de cada ser humano sobre la faz de la tierra. David levanta su cabeza y mira los cielos con sus incontables estrellas y llega a la conclusión que todo aquello es obra de los dedos de Dios. Dios es Espíritu y el Espíritu no tiene cuerpo. Entonces cuando en la Biblia encontramos cosas como estas, hablando de los dedos de Dios o en otras partes, del brazo de Dios, o de los ojos de Dios, etc. debemos entender que se está hablando en lenguaje antropomórfico, para ayudarnos a entender mejor las ideas. Esto es impactante. Todo lo que existe en el universo ha sido creado por Dios y es algo que Dios lo puede tener entre sus dedos. ¿Se ha puesto a pensar en cuán grande es el universo? Déjeme darle una idea. La luz viaja a la asombrosa velocidad de 300.000 Km. por segundo. Un año tiene aproximadamente 31.5 millones de segundos, eso significa que en un año, la luz viaja algo más de 9 millones de millones de Km. Pero, existen estrellas que están a miles de millones de años luz de la tierra. La distancia a estas estrellas es tan, pero tan grande que la mente humana no lo puede entender y eso es solo como si Ud. saliera de su vecindario. Ni qué hablar de salir de la ciudad o del estado o del país. Sin embargo, todo esto es como un juguete en los dedos de Dios. Pero aquí viene lo grandioso, lo digno de admirar de la magnificencia de Dios. A pesar de todo lo grandioso que Dios es, ha tenido a bien hacer memoria del hombre. A pesar que la tierra es como un grano de arena en la vasta playa del universo y a pesar que el hombre es un punto en ese grano de arena, aún así, Dios ha tenido a bien hacer memoria del hombre y ha decidido colmar de bendición al hombre. Es aquí cuando David viaja en su imaginación al jardín del Edén, donde Dios creó al hombre y a la mujer. El hombre y la mujer fueron creados poco menor que los ángeles. Esto significa que el hombre, aunque fue creado a imagen y semejanza de Dios, sin embargo no fue creado tan inteligente ni tan poderoso como los ángeles, pero a pesar de eso, Dios dio al hombre un privilegio que no dio a ningún ángel. La Biblia dice que Dios coronó de gloria al hombre. Dios hizo que el hombre se señoree o tenga bajo su dominio a todo lo que Dios creó en la tierra. Toda la creación fue puesta bajo el dominio de Adán y su compañera. Adán era el amo y señor de las ovejas, los bueyes, las bestias del campo, las aves de los cielos, los peces del mar y todo ser viviente que existen en las profundidades del mar. ¿No le parece grandioso? El Dios Todopoderoso tomando en cuenta al hombre para administrar toda la creación. Algo digno de ser tenido en cuenta para admirar la magnificencia de Dios. Lamentablemente este estado de cosas no duró mucho tiempo, porque la Biblia relata que con la caída del hombre en pecado, el hombre dejó de ser el amo y señor de lo creado. De amo se convirtió en esclavo de lo creado. Hoy en día el hombre vive en constante amenaza de la naturaleza. Un terremoto mata a miles, un ciclón otro tanto. Un tornado igual, una plaga de roedores causa estragos. Son evidencias de que el hombre ha dejado de ser amo y señor de lo creado. Pero esta situación tampoco prevalecerá para siempre, porque está cercano el día cuando Cristo Jesús, como el segundo Adán será nuevamente el Amo y Señor de todo lo que Dios ha creado. Lo ganó en la cruz del Calvario. La magnificencia de Dios admirada. Por último, encontramos la magnificencia de Dios aclamada. David comenzó este salmo alabando la magnificencia de Dios y termina este salmo aclamando la magnificencia de Dios. Salmo 8:9 dice: "Oh Jehová, Señor nuestro, cuán grande es tu nombre en toda la tierra! Al mirar todo lo que Dios es y todo lo que Dios ha hecho, no podemos sino exclamar un sonoro ¡Amén! Así sea. Quizá Ud. amigo oyente ha estado desanimado por alguna razón. No se desaliente. Si Ud. es salvo, Ud. tiene a Dios de su lado y Ud. algún día reinará juntamente con Cristo ejerciendo dominio sobre lo creado. La aflicción es temporal. Más adelante está lo mejor.
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